Lo que llevo por dentro

Buenas tardes.
Ahora después de haber descansado tras mi noche de trabajo, ya en casa me he puesto a hablar con mi hermana, y me he dado cuenta de todas la cosas bonitas que tiene mi profesión, pero tambien la cantidad de sacrificio que me exige.
Necesidad de abrazarla, a ella y a mis padres, de darles un beso, no soy muy apegado, pero ahora como están las cosas la necesidad se hace patente con más fuerza, me preocupa que estén bien y que lo sigan estando.
Sin embargo soy consciente de que no puedo, mi profesión, considero, nos vuelve una bomba de relojería que hay que manejar con precaucion y responsabilidad, trabajamos de cerca con bichos que a pesar de su tamaño son capaces de hacer mucho daño, debo renunciar a mis necesidades y deseos por el bien de los demás, no quiero en mi conciencia la responsabilidad de una desgracia, ni con mi familia ni con los pacientes que atiendo ni con mis compañeros, estos últimos están además en mi misma situación.
Por otro lado la sensación de frustración que me crean mis hijos, jóvenes, incautos, a los que las ganas de vivir la vida y la poca experiencia no les hace capaces de entender lo que vivimos en el hospital y lo que vemos y nos hace ver el lado triste de la vida en incontables ocasiones y no atienden a razón cuando se les pide un sacrificio que ellos no están dispuestos a aceptar por las buenas.
Aún así, lleno de miedos a que esto pase factura a mis familias, lleno de responsabilidades, que acepto sin dudar, estoy dispuesto a ir un día más a trabajar, a arriesgar todo esto por los que me necesitan deseando que si caigo, otros, mis compañeros de profesión, estén ahí por mi y los mios como yo hago a diario por otros. Y a seguir con la preocupación y el miedo, porque nosotros, también lo sentimos, pero cumpliendo mientras nuestra salud y fuerzas nos lo permitan.

Manuel Glez. E.

Deja un comentario